Investigar la vida de Juan Román Riquelme es un trabajo complicado. Detrás de la fachada de sencillez, de sus costumbres de pibe de barrio, hay un hombre que obliga a mirar muy bien las dos caras de la realidad. Aquella que está expuesta y la que se oculta detrás de los muros de su intimidad. Alfredo Luis Di Salvo lo hace: busca, no se conforma con las apariencias y consulta con los que han convivido con él en los vestuarios y en la vida. (Antonio Serpa) ¿Será el fútbol un juego de velocidad? No. Más bien el fútbol es un juego de velocidades. De ahí que el buen pase que desmaleza y una pausa adecuada son más veloces que un asteroide. De eso, Juan Román Riquelme fue maestro de maestros. Botines de terciopelo, clarividencia y refinado arte de la demora, que jamás deberá ser confundida con la tardanza. (Walter Vargas)