“En lo que se refiere a los diablos, la raza humana puede caer en dos errores iguales y de signo opuesto. Uno consiste en no creer en su existencia. El otro, en creer en los diablos y sentir por ellos un interés excesivo y malsano. Los demonios se sienten igualmente halagados por ambos errores...” Luego de esta advertencia, nos encontramos con el viejo y astuto Escrutopo, un demonio malvado y voraz que sueña con devorar el alma de su víctima, un joven inglés residente en Londres durante la Primera Guerra Mundial. Para lograrlo, instruye con una serie de cartas a su sobrino Orugario, un demonio principiante, quien en caso de fracasar en su misión de obtener la eterna condenación de la víctima, será devorado por su tío. Distintas son las estrategias de los demonios, y el final resulta, por lo mismo, del todo impredecible. A través de las cartas, Lewis nos hace recorrer –con humor y agudeza– la naturaleza humana en sus debilidades y fortalezas. De ahí que este libro, dedicado a su gran amigo y notable escritor J. R. R. Tolkien, sea sobre todo profundamente humano.